sábado, 23 de febrero de 2019

JEFF Y SU MARCHA POLÍTICA



El joven Jeff decidió seguir marchando; esta vez emprende una carrera por las fangosas e inestables pistas de la política frente a pesos pesados, con experiencia politiquera de más años que la mismísima edad del marchista.

Pensó que, como en la marcha olímpica, para ganar la competencia política bastaba con entrenar y entrenar táctica y técnicamente, por lo que se preparó académicamente obteniendo ingenierías y maestrías, pero la realidad es que este tipo de preparación no le ayudará en esta competencia, aquí se necesita otro tipo de “entrenamiento”: tener una sonrisa amable aunque fingida, un discurso solvente y hasta poético aunque sin fondo, decir  mentiras que parezcan verdades, mostrarse sereno aunque muera de furia… es decir, colocarse máscaras, fingir, ser hipócrita, parecer y no ser.

Como si fuera poco, en nuestro medio, el político de peso, el ganador, el ungido, el príncipe, debe tener un “lindo nombre” y un apellido “duro”; debe tener “harta plata” y sobre todo debe ser amigo y codearse con las altas sociedades influyentes, de esos que con una llamada telefónica ponen y sacan ministros o gobernadores.

Jeff no reúne esas condiciones por lo tanto esta fuera del privilegiado “circulo político ganador”, sus colaboradores son un puñado de jóvenes altamente capacitados sí, pero con muy pocas influencias, no creo que su bolsillo este tan lleno como el de las élites económicas cuencanas, y proviene de las clases medias, de esas que venden manzanas y peras en el mercado o de los que venden periódicos en las esquinas (como es su caso).

Otro factor desfavorable para el marchista es que la prensa cuencana no está con él, primero porque la gran mayoría de medios a nivel local y nacional siempre han sido y estado a favor de las élites; además, Jeff se echó encima  a la prensa cuando al ganar la medalla olímpica literalmente se subió al olimpo, se hizo arrogante y el aura de campeón lo alejaba de la prensa, unos dicen que porque no estaba acostumbrado, otros dicen que se resintió porque antes de la medalla la prensa no le “paraba bola”, sea cual fuere la razón, hoy paga caro este episodio ya que cada vez que sale a la prensa “la embarra”, sus palabras son sacadas de contexto y termina en atroces memes que lo ridiculizan y son un terrible obstáculo en su camino al sillón municipal.

La suerte está echada, Carrasco será el nuevo alcalde (si se cumplen los pactos) y el joven Jeff habrá perdido esta competencia, y quedará quemado, carbonizado políticamente diría yo, sus ideas visionarias de construir una ciudad de futuro a la altura de las grandes metrópolis del mundo, el ímpetu de refrescar la política, de romper hegemonías y paradigmas, y que las verdaderas bases sociales, el ciudadano de a pie, el que viene de abajo lleguen al poder… se habrá desvanecido.